Diario El Independiente || Edición Digital
Skip to main content

Brutal asesinato: Le dieron 34 puñaladas, lo arrastraron 3 kilómetros y lo enterraron vivo

El asesinato del riojano Nicolás Tula fue cruento. La Justicia de Santa Cruz pudo reconstruir el macabro crimen gracias a un testigo clave y el resultado de las pericias realizada por los forenses. Padre e hijo quedaron detenidos.



Nicolás Antonio Tula dio su último aliento de vida debajo de un poco de tierra, chapas y ramas, en medio de la estepa de la Patagonia santacruceña. Su corazón ya no podía bombear suficiente sangre para dar oxígeno al cuerpo.

Fue una muerte lenta, dolorosa y cruel. Así lo pudo reconstruir el juez de Las Heras Eduardo Quelin luego de que tomó declaración testimonial al patrón de la Estancia Magallanes donde trabajaba la víctima y tuviera en su despacho todos los resultados de la actuación de la Policía de Santa Cruz junto con los resultados de los peritos forenses.

Nicolás Antonio Tula, también conocido como "Toño", nació en la provincia de La Rioja hace 36 años, pero hacía un tiempo que trabajaba en el norte de la provincia de Santa Cruz. El 9 de mayo, tres días después de su muerte, su cuerpo fue hallado en un zanjón debajo de unas chapas y ramas, a tres kilómetros de la estancia donde trabajaba.

La Opinión Austral reveló en exclusiva que los asesinos arrastraron el cuerpo de Tula esos tres kilómetros de matas, coirones y tierra yerma hasta el lugar de su muerte. Pero ahora descubrió que todo ese trayecto lo hicieron mientras el peón estaba con vida, y que antes, durante o después de ese calvario le dieron 34 puñaladas en distintas partes del cuerpo, lo enterraron y abandonaron moribundo.

Parte de la historia fue relatada de primera mano al juez Quelin por el patrón de Nicolás Tula, quien estuvo presente en el zanjón donde Protección Civil encontró el cuerpo con la ayuda de dos perros. El resto lo terminó de reconstruir cuando la Policía elevó todas las pruebas al juzgado donde además quedaron incriminados los principales sospechosos.

"Chipi" Hernández, un peón rural de 54 años, que trabaja en la estancia "Los Álamos", es conocido por la Policía por otros delitos en el pasado. Había sido detenido junto a su hijo de 16 años, pero la Justicia debió liberarlos porque todavía no estaban todas las pruebas que llegaron más tarde.

Este sábado por la mañana, Eduardo Quelin ordenó a la DDI de Las Heras dos allanamientos en una chacra en la zona sur de Las Heras y en una vivienda del barrio Juan Domingo Perón donde volvieron a ser detenidos. Padre e hijo quedaron tras las rejas en la Comisaría Segunda.

 

Fuente: La Opinión Austral