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Desafío para trabajadores

El papa Francisco dejó como herencia la Sinodalidad, proceso de adaptación de la Iglesia a los desafíos del tercer milenio acogiendo a bautizados y excluidos. A similitud de un Sínodo de Obispos, en cada parroquia o capilla, la comunidad, con la diversidad de sus miembros, reza, escucha, analiza, dialoga, discierne y hace propuestas para la pastoral.



Este 1° de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, encuentra a los trabajadores ante una grave crisis. Los sindicatos, que otrora protegían y defendían derechos laborales, han perdido fuerza. La oposición política está empantanada ante el embate libertario que arrasó con el empleo, salarios y derechos laborales. La clase trabajadora, excluida de participar y tomar decisiones no le queda otra que -a modo de la sinodalidad cristiana-, buscar cómo enfrentar una economía que prioriza el libre mercado y la meritocracia.

A medida que avance este tercer milenio, la situación empeorará según numerosos estudios, por lo que el desafío de los trabajadores será cómo incluir a todos, sin discriminaciones, sin que nadie se quede en el camino. Habrá que preguntarse ¿de dónde venimos y hacia dónde vamos? para encontrar respuestas.

No será fácil, se avizoran más años de gobierno libertario o al menos ideas libertarias con un gobierno que a mitad de gestión muestra números negativos para los trabajadores. No hay empleo porque el índice de producción manufacturera bajó un 15%; utilización de la capacidad instalada en la industria pasó de 66% a 58%; producción de automóviles y vehículos livianos bajó 100 mil unidades y empresas que generaron empleo descendió de 512.357 a 499.371.

Menos consumo: ventas minoristas cayeron de 100 a 95, venta de cemento en el mercado interno descendió de 12.498.179 tn anuales a 9.499.058; venta de alimentos en supermercados descendió de 100 a 80, el consumo de leche de casi 200 litros por habitantes anuales disminuyó a 170 y el de carne bovina de 53 kg per cápita anual a 45.

Entre las consecuencias más nefastas: caída de la construcción de 100 a 80 considerado como índice; haberes jubilatorios que hace dos años compraban 1,24 canasta básica ahora no llega a una (0,98); incremento de tarifas significa el 10 por ciento del salario cuando hace dos años era el 6% y la caída de ingresos, en muchos sectores, marcó un 30%. En la última reunión del Consejo del Salario, las tres centrales sindicales —CGT y las dos CTA— pidieron $657.700 para mayo y los empresarios ofrecieron 306.500. A falta de acuerdo, el gobierno decidirá por decreto.

Desafíos en el mundo

No solo en Argentina corren peligro el empleo, los derechos laborales y los salarios. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió que la pérdida de empleo se dispara, y casi la mitad de la población activa mundial podría llegar a perder los medios de vida, según el nuevo informe para 2025. El trabajo informal y la pobreza de los trabajadores volvieron a niveles anteriores a la pandemia.

La contraparte ofrece otro panorama. Según el Banco Mundial, la ONG internacional Oxfam y la Global Wealth UBS de origen suizo, entre otras consultoras, coincidieron que la riqueza de los multimillonarios se incrementó en u$s2.000 millones en 2024, tres veces más rápido que el año anterior. El 1% de la población controla la riqueza mundial, dejando a la gran mayoría con un porcentaje muy pequeño. Según un informe del CONICET durante 2020 los diez hombres más ricos del mundo ganaron una cantidad de dinero suficiente para pagar vacunas contra la Covid-19 para todos los habitantes del planeta.

Causas y consecuencias

El desempleo y el deterioro del empleo tienen que ver con los cambios tecnológicos, la caída de la actividad económica manufactura, el libre comercio y la globalización entendida como inversiones en países que ofrecen bajos costos laborales, ergo salarios a la baja.

Otras posturas ideológicas como liberales, neoliberales y ahora libertarios, adjudican la pérdida de empleo a las rigideces del mercado de trabajo y a una estructura laboral vinculada al sistema Taylor fordista que considera al trabajador un engranaje más en las fábricas desmotivados, automatizados y despersonalizados.

Un análisis especial al rol crucial de las tecnologías informáticas y la comunicación (sustentadas en la microelectrónica) con un modelo distinto de producción y relaciones laborales. Se necesitan menos trabajadores para una tarea; el trabajo se volvió individualista, informal e independiente, sin un patrón vigilante (invisible/digital), quizás sin horario y con salarios negociados por cuenta de cada trabajador. En ese contexto, los más capacitados negociaron a favor en dólares o euros. En el otro extremo, empresarios y contratistas amparados por la flexibilización laboral ofrecen paupérrimas condiciones de trabajo y salarios exiguos. Ocurrió hace pocos días cuando cuatro aimogasteños, traídos a la Capital, vivieron a la intemperie en la obra en construcción solo consumiendo mate cocido y sin la paga acordada.

Todos, capacitados o no, se enfrentan a nuevas relaciones laborales a costa de los derechos de la seguridad social, de la salud y de un salario justo. Se está a un paso de una nueva forma de esclavización por eso el desafío a enfrentar por los trabajadores será debatir un modelo laboral que ofrezca trabajo digno.

En búsqueda de soluciones

Los trabajadores tendrán que actuar con urgencia porque el nuevo modelo laboral avanza tan aceleradamente como las nuevas tecnologías. Si se confirma que el empleo masivo desaparecerá también queda en debate qué hacer con los excluidos, con los desocupados o con los que serán esclavizados.

La política ofrece alternativas, del lado de los que propugnan el nuevo modelo de flexibilización laboral, como del lado de los que pretenden proteger el trabajo y los derechos laborales y sociales. Las ideas están más que claras.

Por el lado de la derecha neoliberal y libertaria, el desempleo fue explicado por el presidente Milei en un extenso discurso hace cuatro días en la 12° edición de la Expo EFI, sobre economía, finanzas e inversiones en CABA.

En tono burlesco se dirigió a los que cuestionan que la tecnología dejará desempleados respondiendo que es lógico pues quienes crean “progreso tecnológico lo hacen para ganar plata”. Sobre lo que hacen con las ganancias dio sucesivas explicaciones sobre inversiones que se le fueron cayendo una a una y concluyó en qué si decidían “esconderla” sin invertir ni gastar, estaban “sacando dinero de la economía, por lo tanto, baja el nivel de precios y favorece a todos”. De desempleados y como generar ingresos para todos no dijo nada.

El peronismo clásico por su parte tiene en su esencia al trabajo y al empleo como ejes de la política. La frase preferida es “gobernar es dar trabajo” con el crecimiento económico controlado por el Estado. Rechaza que trabajo y empleo sean variables de ajuste, sí generadores del progreso para trabajadores, clases medias y empresarios argentinos. El Estado debe estar a disposición de todos los sectores productivos, de la sociedad del conocimiento y la información, la ciencia y la investigación mediante préstamos, subsidios, controles fiscales y de importaciones, orientación de la inversión y protección de las economías regionales y sociales para crear empleo. Todo eso con recursos de exportaciones e impuestos a los que más tienen y en caso de crisis financieras, emisión monetaria.

Hay otro peronismo que camina por la avenida del medio y propugna medidas neoliberales como flexibilización laboral y previsional, apertura según exigencias de las inversiones extranjeras, incentivación a capitales nacionales con baja de impuestos, control del gasto público y si es necesario privatizar.

Propuesta a debatir

Por fuera de estas propuestas tradicionales sobre cómo generar ingresos para todos, la ex presidenta Cristina Fernández saludó a los trabajadores en su día y aseguró que no renegaba de las banderas del pasado, pero los nuevos tiempos imponen una actualización. Hay “un nuevo modo de trabajo o nueva fase del capitalismo que obliga a replantear, a aceptar el presente, no desde el conformismo, sino de cómo intervenir en ese presente para seguir representando los valores de los que trabajan. Hay nuevas modalidades de trabajo y nuevas actitudes modificadas por la tecnología” hay “más individualismo que solidaridad” por eso propuso “sentarnos a discutir y a plantear - no para aceptarlo sin críticas- sino para saber cómo intervenimos sobre esa nueva realidad”.

Por otro lado, si tal como presagia la OIT, avanza el fin del empleo masivo, ya hay investigaciones en Inglaterra, España y otros países sobre una renta básica universal para quienes no tienen trabajo. La reforma constitucional en La Rioja ya introdujo este derecho en el artículo 24 para garantizar “un ingreso mínimo básico universal destinado a satisfacer sus derechos humanos fundamentales”. Será fijado con criterios de justicia social y responsabilidad fiscal, se aclara.