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Las Enfermedades Inflamatorias Intestinales afectan a miles de argentinos

Más de 6.8 millones de personas en todo el mundo padecen enfermedades inflamatorias intestinales (EII), un grupo de enfermedades que incluye la enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa. En Argentina, la prevalencia de EII alcanzó los 134 casos por cada 100.000 habitantes en 2022, lo que habla de un problema creciente de salud pública que requiere atención urgente.



A pesar de los avances en las terapias inmunomoduladoras, actualmente cerca del 50% de pacientes con enfermedad de Crohn en tratamiento biológico no alcanzan la remisión completa y más del 40% con colitis ulcerosa no logran un control adecuado de su enfermedad. Incluso, más de la mitad de los pacientes tarda entre 1 a 3 años en alcanzar el diagnóstico correcto por diferentes motivos, como no dar la debida atención a las señales o por falta de evaluación adecuada por parte de un profesional de la salud; lo que sigue afianzando el compromiso en buscar nuevas alternativas para que más pacientes puedan controlar su enfermedad y mejorar su calidad de vida.

Las EII, que entre sus síntomas más comunes incluyen diarrea crónica, dolor abdominal, sangrado rectal y fatiga, pueden tener un impacto negativo significativo en la calidad de vida de los pacientes y en los sistemas de salud, particularmente cuando ocurren brotes de la enfermedad. De hecho, es frecuente encontrar que los pacientes se ven afectados más allá del control físico de la enfermedad enfrentando aislamiento social, ansiedad e inclusive depresión.

“Un diagnóstico oportuno es fundamental para mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan enfermedades inflamatorias intestinales. Alrededor del 40% de los pacientes tarda más de un año en recibir el diagnóstico correcto, lo que resalta la necesidad de dar mayor visibilidad a estas condiciones. Las EII siguen siendo subdiagnosticadas en muchas ocasiones, y aunque contamos con tratamientos innovadores disponibles, muchos pacientes no tienen acceso a ellos debido a diagnósticos tardíos que limitan sus opciones”, destacó el Dr. Ariel Perelsztein, director de Asuntos Médicos de Johnson & Johnson Innovative Medicine en Latinoamérica Sur.

Estas enfermedades comúnmente se manifiestan en adultos jóvenes, con un predominio de aparición antes de los 40 años. La falta de una respuesta adecuada a los tratamientos puede ocasionar hospitalizaciones periódicas y la exclusión de la fuerza laboral, impactando en la productividad de la persona y su grupo familiar, además de la carga que supone sobre el sistema de salud.

Los hallazgos de una encuesta internacional realizada a 4.670 pacientes con EII mostraron que:

-El 85% había sido hospitalizado en los últimos 5 años.

-El 60% de los encuestados se sintieron estresados o presionados por tomar licencia médica del trabajo debido a la EII.

-El 51% de los encuestados estuvo ausente del trabajo debido a fatiga/no tener suficiente energía para sobrellevar el día.

-El 45% sintió que la EII había impactado negativamente en su rendimiento en entornos educativos.

-El 40% de los encuestados ajustó su vida laboral trabajando desde casa (10%), trabajando a tiempo parcial (15%) y/o trabajando horas flexibles (15%).

-El 25% no participó en actividades sociales laborales.

“La inflamación prolongada puede causar daño permanente. Por ello, es fundamental realizar un diagnóstico oportuno y comenzar con la mejor opción de tratamiento desde el primer momento. El objetivo del tratamiento debe ser lograr una remisión clínica y endoscópica, lo que a su vez mejora significativamente la calidad de vida de nuestros pacientes”, dijo la Dra. María Eugenia Lineares, especialista en enfermedades gastrointestinales.

Sin embargo, no hay dos enfermedades iguales entre los pacientes afectados por EII; cada persona es diferente y resulta afectada de manera distinta. Es recomendable que, ante la aparición de algunos de los síntomas antes mencionados, la persona consulte con su médico. Si este lo considera, lo derivará con el especialista, quien determinará las evaluaciones clínicas necesarias para realizar un diagnóstico preciso y oportuno y, en caso de confirmar el cuadro, iniciar el tratamiento adecuado.

El seguimiento permanente con los médicos, un estilo de vida saludable, una red de apoyo y el acceso continuo y oportuno a tratamientos de calidad son cruciales para mejorar la calidad de vida de los pacientes, permitiéndoles vivir una vida más plena.