
Cada 29 de julio, la Argentina se detiene un momento para mirarse al espejo y preguntarse quién es. En esa fecha celebramos el Día de la Cultura Nacional, en homenaje a Ricardo Rojas, un hombre que no dejó de indagar qué significa ser argentino. Con su vida, su obra y hasta su casa legó una huella que sigue viva en cada verso, cada idea y cada rincón de nuestra identidad.
Cada 29 de julio, la Argentina celebra el Día de la Cultura Nacional en homenaje a Ricardo Rojas, una figura central en la construcción de nuestra identidad cultural. Escritor, historiador, poeta, periodista, docente y ensayista, Rojas dedicó su vida a estudiar y difundir las raíces y valores que conforman la argentinidad.
En 1982, un decreto presidencial estableció oficialmente el 29 de julio como el Día de la Cultura Nacional, en homenaje a la figura de Rojas y a su incansable labor por consolidar una identidad argentina basada en el respeto a nuestra historia, nuestras costumbres y nuestras expresiones culturales.
Ricardo Rojas nació en Tucumán el 16 de septiembre de 1882. Sus primeros estudios los realizó en Santiago del Estero, provincia en la que su padre fue dos veces gobernador. Cuando Ricardo tenía diez años, y al poco tiempo de la muerte de su padre, su familia se trasladó a Buenos Aires, donde comenzó a estudiar abogacía, carrera que abandonaría para dedicarse a las letras.
Si bien no egresó formalmente de ninguna facultad, fue profesor de Literatura castellana, creador de la primera cátedra de Literatura Argentina en la Universidad de Buenos Aires y también de un instituto de literatura argentina que aún perdura en la Facultad de Filosofía. Fue, también, Rector de la UBA en el período 1926-1930. Apasionado por la poesía, el teatro y la literatura, entre 1917 y 1922 escribió su monumental obra “Historia de la Literatura Argentina”, cuatro mil páginas concentradas en nueve tomos, publicados recién en 1949. Allí afirmó que “la argentinidad está constituida por un territorio, por un pueblo, por un estado, por un idioma, por un ideal que tiende cada día a definirse mejor.
Ahora mismo, con estas breves páginas, estamos tratando de definirlo”. En la Universidad de Buenos Aires (UBA) creó la primera cátedra de Literatura Argentina y luego fue Rector de dicha institución durante el gobierno de Hipólito Yrigoyen. Su política estuvo basada en la extensión universitaria y “en su convicción de que es posible llevar a la masa social los conocimientos susceptibles de divulgación y contribuir a la formación de una conciencia e identidad nacional”, describen desde la Universidad.
Entre sus multidisciplinarias experiencias, también ganó el Premio Nacional de Literatura, fue embajador argentino en Perú, conoció la persecución política y estuvo detenido en Tierra del Fuego tras el golpe de Estado del General Uriburu. Sus escritos se nutrieron en el diálogo de lo europeo con lo americano y en particular con la América indígena.
En 1982, un decreto presidencial instituyó que el 29 de julio se celebre el Día de la Cultura Nacional, en conmemoración de la muerte de Ricardo Rojas, ocurrida en 1957. “Ricardo Rojas representa muy singularmente, en su polifacética y honda personalidad intelectual, diversas manifestaciones culturales y encarna una preocupación argentina de preservar y difundir las características de la cultura nacional”, señalaba aquel decreto. Tras su fallecimiento, el 29 de julio de 1957, su esposa, Julieta Quinteros, donó al Estado Nacional la casa en la que vivieron durante 29 años, ubicada en la calle Charcas 2837 de la ciudad de Buenos Aires.
Diseñada por el propio Rojas junto al arquitecto Angel Guido, la residencia fue concebida bajo la estética «euríndica», que fusiona valores europeos con culturas indígenas americanas. Con el tiempo, se transformó en la Casa Museo Ricardo Rojas, hoy declarada Monumento Histórico Nacional. Este espacio sigue abierto al público con actividades y exposiciones que mantienen vivo su legado, incluida la renovación anual de su muestra permanente para conmemorar el Día de la Cultura Nacional.
Rojas invirtió todos sus ahorros y el dinero de múltiples premios que recibió en la construcción de su casa, que realizó junto al arquitecto y urbanista Angel Guido, siguiendo su teoría “euríndica”, una propuesta estética que reivindica la fusión entre los valores culturales europeos con los de los indígenas americanos prehispánicos. La presencia de Rojas en las nuevas generaciones argentinas es indudable y fecunda. Como intelectual multifacético marcó el agotamiento del modelo cultural de su generación y postuló una profunda renovación nacional. Ello lo llevó a reivindicar la inserción de la cultura en las provincias del país como requisito de la identidad de la nación.