
Hoy como cada octubre hay una celebración el tercer domingo que toca el alma a muchos argentinos, y es que se celebra el "Día de la Madre". Quienes la disfrutan recorren kilómetros para estar y compartir un buen momento con ella, y para aquellos que ya no la tiene físicamente elevan plegarias para recordarlas.
Desde Medios El Independiente en este “Día de la Madre” se pudo entablar el diálogo con dos mujeres de distintas generaciones que comparten un mismo amor incondicional, el de ser mamá, a través de sus palabras, se reflejó cómo la maternidad cambia con el tiempo, pero mantiene siempre la misma esencia.
Por un lado, Cristina Luna (34) es docente en artes visuales, y productora audiovisual, tiene dos hijas de 14 y 6 años, que crecen en un mundo lleno de cambios y desafíos.
Al ser consultada por los desafíos de ser madre hoy en día explicó: “Considero que lo más complicado en la actualidad, por lo menos desde una experiencia propia, es la inestabilidad en los discursos sociales de cómo es ser una buena mama”.
“Somos un porcentaje grande de mamás solteras, que ante cualquier decisión está fuertemente criticada, En síntesis, hoy en día lo más difícil de ser mamá es tomar decisiones sanas aisladas de las presiones sociales, eso contempla mucho la inestabilidad psicológica y emocional de cada mamá”.
En cuanto si existe un equilibrio entre el trabajo y el ser madre respondió que “siendo honesta, no existe un equilibrio real, siempre la balanza está en diferentes puntos, a veces se tiene más en cuenta la casa, en otro momentos el trabajo y así”.
En cuanto si pudiera darle un consejo a su yo del pasado, antes de ser mamá resaltó que “una de las cosas que es súper difícil de aprender a los comienzos de la maternidad, es que estas aprendiendo, siempre vamos a intentar hacer lo mejor y eso está bien, no llegar a veces no es malo, no es insuficiente, es lo mejor y estuvo bien”.
Por último y en cuanto a los valores que quisiera dejarles a sus hijas y como le gustaría que la recuerden expresó: “Me encantaría que puedan tener en claro que la felicidad, consiste en algo sumamente personal. Que no hay vidas mejores que otras, que la felicidad está en el éxito de hacer, decidir y sentir lo que a ellas les haga feliz. Que nada les pertenece y que todos tenemos las mismas necesidades, por lo que nadie es mejor que nadie. En síntesis, que puedan discernir, que puedan crear sus valores en base del amor propio, el respeto y la empatía”.
Madre, abuela y bisabuela
Por el otro, Azucena Brizuela conocida como “Chinona” de 80 años, fue profesora de Matemática y Física e integrante de equipo técnico del Ministerio de Educación, es madre de dos hijas Gabriela y Fernanda, que mira hacia atrás con la sabiduría de toda una vida dedicada al cuidado, el trabajo, la paciencia y el amor.
Azucena cuenta que en sus tiempos el ser madre “para quienes trabajábamos era más complicado que ahora, porque no tenías los adelantos que hoy tenemos, pero aún así ser madre fue una bendición siempre, pero por otro parte había menos peligros, los chicos podía jugar en la vereda cosa que ahora es imposible”.
En cuanto a la diferencia que ella nota con respecto a la crianza de su época y la de hoy en día señalo que los “hijos obedecían lo que los padres decían sin discutir, en cambio ahora para que lo hagan hay que explicarle los motivos y llegar a un acuerdo, y la verdad me parece bien el tener que explicarle, porque antes era obedecer a ciegas”.
Con respecto a sus hijas resaltó la felicidad que siente por ellas al expresar “me siento orgullosa de las hijas que tengo, por ver que son personas de bien en todo sentido”.
Su deseo de pasar este día de la madre confesó que “me hubiese gustado pasarla con mi madre, pero estará presente de otra forma y quiero celebrarlo con mis hijas, nietos y bisiesto”.
Dos mujeres, dos etapas distintas, un mismo sentimiento, la maternidad cambia, evoluciona, se adapta a los tiempos. Pero en el fondo, sigue siendo eso que nos une a todos el amor más profundo y sincero, Feliz Día de las Madres.