
Tras el anuncio del Gobierno Nacional de reducir los aranceles en importaciones para celulares y aparatos electrónicos, las fábricas de ensamblaje y procesos productivos situadas en Río Grande y Ushuaia, se encuentran paralizadas en rechazo a la medida. Desde la semana pasada, trabajadores realizan una vigilia en espera de una respuesta favorable. Conmoción total en familias y pobladores que habitan en la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
Leandro Wolk, delegado de Fábrica Austral de Productos Eléctricos (FAPESA), en contacto con Medios El Independiente, indicó “vamos transcurriendo el octavo día de paro, estamos a la espera de alguna noticia. Tenemos información que hubo algunas reuniones con nuestro gobernador (Gustavo Melella) y cámaras empresarias, pero aún no tenemos certeza de lo que pasó en dichas reuniones. Estamos a la espera de alguna buena noticia para destrabar el conflicto que tenemos en este momento tras los decretos del Presidente”.
Asimismo, dijo que “el Gobernador está haciendo todos los esfuerzos en conjunto con nuestras seccionales e intentando al menos garantizar las fuentes laborales de todos y así al menos retornar a los puestos laborales y no depender de otra cosa que no sea nosotros mismos”.
Wolk añadió que la medida en la isla afecta “de manera directa a unas 7.000 familias, con trabajadores efectivos y contratados y luego los indirectos que son la gente del comedor, limpieza, camioneros y mucha gente más, en Río Grande y Ushuaia”.
Aclaró que “esta es una media extrema, parece que en los peores momentos generamos la unión de los sectores. Es feo que esto sea así. Teníamos que hacerlo, viralizarlo. Se dijeron muchas cosas de esta industria, que aquí se ensambla, hubo muchas mentiras, que solo poníamos una etiqueta. Los procesos productivos son muy amplios. Estamos al nivel de cualquier empresa mundial. Aquí el proceso productivo es muy amplio, tenemos una parte automática donde se realiza la placa de 0, se le ponen los componentes, se le hacen los refuerzos con una máquina muy tecnológica, se le carga software. Luego lleva lo que es el armado del televisor, se le carga el software, aplicaciones. Es un procedimiento complejo que no contempla que hagamos hasta los chips que lleva un celular. Aquí hacíamos televisores y audios en otro momento, hoy los últimos terminan siendo poco rentables”.